La ética puede orientar las actuaciones que las organizaciones prestadoras de servicios han desarrollado o han de desarrollar durante las crisis del COVID 19. En estos momentos, en los que estamos sometidos a una profusión de información, normativas, prohibiciones o flexibilizaciones, es importante conectar con la razón de ser de nuestras organizaciones, con “el bien interno”, con la finalidad para la que fueron creadas; es decir, con procurar una vida digna y plena a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.
Cualquier actuación que no tenga como referencia este bien interno pervierte a nuestras organizaciones y las convierte en ilegítimas. Habrá que hacer acomodaciones para adaptarse a las diversas circunstancias, a nivel estructural, presupuestario, organizativo, etc. Pero no podrá perderse de vista que todas las actuaciones deberán estar orientadas por la defensa de la dignidad y los derechos de las personas con discapacidad, procurando las condiciones necesarias para que puedan desarrollar sus proyectos de vida buena. (Texto extraído del documento)
El documento recoge algunas reflexiones sobre situaciones identificadas que generan dudas éticas y orientaciones ante la nueva normalidad.
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