Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática
Declaración institucional con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
El Consejo de Ministros ha aprobado una declaración institucional con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Gobierno de España expresa su firme compromiso de seguir desplegando medidas públicas que contribuyan a acelerar cambios sociales, culturales y organizacionales capaces de garantizar entornos de trabajo igualitarios, diversos e inclusivos y conseguir así que mujeres y hombres dispongan de las mismas oportunidades para construir un proyecto de vida en torno a la I+D+i en nuestro país".
En 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con la vocación de alcanzar la participación plena y equitativa de las mujeres y las niñas en la ciencia.
Con este motivo, el Consejo de Ministros aprueba la siguiente declaración institucional:
"España avanza en el propósito de alcanzar la participación plena y equitativa de las mujeres y las niñas en la ciencia, con el doble objetivo de garantizar también que ellas sean beneficiarias de la investigación científica y agentes del cambio arraigado en la I+D+I.
Estamos en un buen punto de partida para conseguirlo, aunque los retos siguen apuntando la necesidad de fortalecimiento de las políticas públicas en materia de igualdad y su despliegue de manera transversal en toda la acción institucional. España es hoy uno de los diez mejores países del mundo para vivir y trabajar siendo mujeres, según el Banco Mundial, y el sexto a la cabeza en igualdad de género real en la Unión Europea, como señala el Instituto Europeo de Igualdad de Género. Actualmente nuestro país es referente internacional en avances en igualdad de género, debido a las numerosas y relevantes leyes y políticas públicas que ha implementado en los últimos años para combatir la discriminación y la desigualdad, y a su decidido impulso a la integración de la igualdad en las políticas sectoriales a nivel europeo. Sin embargo, es el camino que aún nos queda por andar lo que nos permitirá seguir avanzando hacia una meta todavía pendiente: que las mujeres puedan vivir y desarrollarse con plenitud, sin ninguna cortapisa añadida por el mero hecho de ser mujeres. Es un firme compromiso de este Gobierno feminista, que se extiende a todos los ámbitos de la vida, incluido el sistema de la ciencia, la tecnología y la innovación, donde las mujeres, desde niñas, siguen tropezando con barreras que encorsetan sus sueños, lastran su camino y limitan sus derechos y oportunidades. De igual manera se promueve la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la política exterior, la cooperación para el desarrollo y la acción humanitaria.
Alcanzar la igualdad real en el sector de la I+D+I ya no es solo una cuestión de justicia, sino también de necesidad. España está inmersa en una inaplazable transformación verde, digital y feminista basada en la investigación, las tecnologías y la innovación, donde se hallan las profesiones de calidad del futuro y donde hoy las mujeres son minoría. Sumar su talento es un reto de país esencial, porque sin el liderazgo, la participación e influencia de las mujeres, la mitad de la población, no será posible una transformación efectiva, justa y socialmente sostenible. Para el diseño de un mañana mejor, necesitamos incorporar todo su talento, que ha sido difuminado y ocultado durante siglos. Sólo contando con ellas, España será un país más próspero, verde, equitativo, justo y feminista y promoverá esos valores más allá de sus fronteras a través de la Cooperación Española en los países socios con los que colabora.
En este contexto, combatir las brechas de género en los ámbitos de la ciencia y la innovación es un objetivo de primer orden de este Gobierno, que trabaja en tres grandes retos. El primero es atraer a más niñas y jóvenes a los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (ámbitos STEM, por sus siglas en inglés), donde todavía son minoría en las aulas. Desde pequeñas, las chicas casi no encuentran mujeres científicas en sus libros de texto, donde solo aparecen un 7,5% de referentes femeninos. Es vital visibilizar a las mujeres que investigan e innovan en los materiales educativos para ofrecer a las niñas espejos donde mirarse y despertar las vocaciones STEM y donde los chicos puedan reconocer a mujeres con talento científico y valorar las importantes aportaciones realizadas por las mujeres en este ámbito. En estas disciplinas, desde 2016 ha ido disminuyendo el número de mujeres estudiantes e investigadoras, sobre todo en el área de ingeniería y tecnología, donde su presencia ha retrocedido casi un 7%. En los estudios de grado y máster, ellas representan un 25% del alumnado; en informática, un 12,9%; y en ingeniería y arquitectura, son el 12% de las investigadoras ("Científicas en Cifras" 2021).
Esta misma situación se reproduce, incluso intensifica, en las elecciones vinculadas a la formación profesional, donde el porcentaje de mujeres en algunos estudios vinculados a familias profesionales tecnológicas representa el 7%.
El segundo gran reto de este Gobierno es mejorar las condiciones laborales de las investigadoras, retener el talento y apoyar el liderazgo de las mujeres que investigan e innovan. En España, el número de mujeres que inicia una carrera científica es mayor al de hombres, con un 53% de doctoradas, por encima de la media de la Unión Europea (48%). Pero, a medida que avanzan en su trayectoria, la proporción de mujeres desciende: hoy ellas son el 41% de la comunidad investigadora en España y solo ocupan una cuarta parte de los puestos más altos. Concretamente, el porcentaje de catedráticas o profesoras de investigación es de un 24%, y el de rectoras y directoras de institutos de investigación, de un 23%. Las mujeres van abandonando la investigación por diversas causas, como los problemas para conciliar la vida personal y, sobre todo, familiar, con una carrera en investigación que cuenta con dificultades propias como la competitividad, la inestabilidad, la movilidad o las altas exigencias de dedicación, que precarizan y dificultan la entrada y permanencia de las mujeres en el ámbito investigador. Otros motivos que les llevan a desistir son las barreras visibles e invisibles, los sesgos de género y el sexismo que sufren en algunos entornos laborales ("Informe de situación de las jóvenes investigadoras en España", 2021). Ante esta realidad, hemos de abrir los ojos, hacer visible lo invisible y actuar de forma valiente y decidida, combatiendo inercias y estereotipos, garantizando unas condiciones laborales dignas, fortaleciendo la corresponsabilidad y los servicios públicos que garantizan el derecho al cuidado, impulsando medidas que hagan sostenible la carrera investigadora con la vida y creando oportunidades para que las niñas y jóvenes puedan emprender y progresar en una carrera científica en igualdad, sin tener que elegir o sacrificar importantes facetas de su vida como la maternidad.
El tercer reto del Gobierno es asegurar una ciencia y una innovación inclusivas, que tengan en cuenta las necesidades, características y circunstancias de mujeres y hombres por igual, incluyendo la perspectiva de género en la investigación científica y en la transferencia del conocimiento. Hoy solo un 23% de las propuestas que se presentan en convocatorias de I+D integran la dimensión de género en el contenido de sus proyectos. Necesitamos una ciencia que también sea capaz de dar respuesta a grandes tabús con sello femenino como es la salud mental, en un momento en que la ansiedad y la depresión afecta al doble de mujeres que de hombres. Por otra parte, la Cooperación Española ha de velar por reducir la brecha de desigualdad en la cooperación cultural y científica e incrementar sus programas e iniciativas educativas en materia de igualdad en el mundo.
La innovación y la investigación aplicada, tanto en el ámbito universitario como en la formación profesional, han de potenciar y promover proyectos con participación/liderazgo de mujeres.
Ante estos tres desafíos, el Gobierno ha desplegado ya importantes líneas de actuación, reflejadas en el Acuerdo del Programa de Gobierno de España para la XIV Legislatura y en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y alineadas con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y con las políticas europeas plasmadas en la Estrategia Europea de Igualdad de Género 2020- 2025. A nivel internacional, España ha participado de manera decidida en integrar la perspectiva de género en los principales instrumentos de la Unión Europea en materia de ciencia e innovación, como el nuevo Programa Marco Horizonte Europa o el nuevo Espacio Europeo de Investigación, y a través de su representación en el Standing Working Group Gender, Research and Innovation. A nivel estatal, ha creado el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación, el primer órgano colegiado interministerial de España para avanzar por una igualdad de género real y efectiva en el sistema científico, tecnológico e innovador español, con representación de once ministerios y de los agentes más importantes del sistema español de I+D+I y un ambicioso programa de trabajo. En el ámbito multilateral de cooperación para el desarrollo España está participando como organizadora junto con otros estados miembros de Naciones Unidas en el evento de "Equidad, diversidad e inclusión: el agua nos une" en el marco del Día Internacional de la mujer y las niñas en la ciencia.
Acertar el camino para alcanzar la meta pasa por partir de un diagnóstico preciso y certero. Por ello, desde el Ministerio de Ciencia e Innovación se realiza y actualiza una radiografía rigurosa de la brecha de género desde la evidencia científica, con estudios pioneros como "Mujeres e Innovación", "Impacto del confinamiento en el personal investigador", "Situación de las jóvenes investigadoras en España" o "Científicas en Cifras 2021", y con eventos como el Congreso Gender Equality in High Education, organizado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el Ministerio de Universidades, la Universidad Politécnica de Madrid, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el Instituto de las Mujeres, que también promueve programas específicos para acercar a las niñas a las áreas STEM y apoyar la investigación con perspectiva de género, a través de su colaboración con las universidades.
Por otra parte, para que los resultados de la ciencia beneficien a toda la sociedad por igual, el Gobierno de España ha integrado la perspectiva de género en los instrumentos más importantes de planificación, como son la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación 2021- 2027 y el Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2021-2023. Además, se ha reforzado la perspectiva de género en el Anteproyecto de ley por la que se modifica la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y en el Anteproyecto de Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global aprobado en Consejo de Ministros el 11 de enero de 2022.
Sanidad
Real Decreto por el que se modifica la obligatoriedad del uso de mascarillas durante la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19
El Consejo de Ministros ha aprobado un real decreto por el que la obligación del uso de mascarillas, hasta ahora regulada en los apartados 1 y 2 del artículo 6 de la Ley 2/2021, de 29 de marzo, queda establecida en los siguientes términos:
De conformidad con lo previsto en el apartado 2 de la disposición final séptima de la ley 2/2021, de 29 de marzo, la presente norma se adopta una vez oído el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en su reunión de 7 de febrero de 2022.
Se elimina la obligatoriedad del uso de la mascarilla en el exterior (espacio al aire libre de uso público o abierto al público).
No obstante, se mantiene su obligatoriedad en los eventos multitudinarios que tengan lugar en espacios al aire libre cuando los asistentes estén de pie. Si están sentados, será obligatorio cuando no se pueda mantener una distancia de seguridad de al menos 1,5 metros entre personas, salvo grupos de convivientes.
También continúa siendo obligatoria en los medios de transporte público, lo que incluye andenes y estaciones de viajeros y teleféricos, así como en los espacios cerrados de buques y embarcaciones cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros, salvo grupos de convivientes.
En todo caso, se mantiene la obligatoriedad del uso de la mascarilla en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público.
No se alteran las excepciones ya vigentes al uso de las mascarillas, es decir, se exime de su uso:
a) A las personas que presenten algún tipo de enfermedad o dificultad respiratoria que pueda verse agravada por el uso de la mascarilla o que, por su situación de discapacidad o dependencia, no dispongan de autonomía para quitarse la mascarilla, o bien presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización.
b) En el caso de que, por la propia naturaleza de las actividades, el uso de la mascarilla resulte incompatible, con arreglo a las indicaciones de las autoridades sanitarias.
c) En aquellos lugares o espacios cerrados de uso público que formen parte del lugar de residencia de los colectivos que allí se reúnan, como son las instituciones para la atención de personas mayores o con discapacidad, las dependencias destinadas a residencia colectiva de trabajadores esenciales u otros colectivos que reúnan características similares, siempre y cuando dichos colectivos y los trabajadores que allí ejerzan sus funciones tengan coberturas de vacunación contra el SARS-CoV-2 superiores al 80% con pauta completa y con la dosis de recuerdo, acreditado por la autoridad sanitaria competente.
Esta última excepción sigue sin ser de aplicación a los visitantes externos y a los trabajadores de los centros residenciales de personas mayores o con discapacidad, ya que en estos casos sigue siendo obligatorio el uso de mascarilla.
El artículo 6 de la Ley 2/2021, de 29 de marzo, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, establece los supuestos de uso obligatorio de la mascarilla para las personas de 6 años en adelante, así como las excepciones a dicha obligación.
Asimismo, el apartado 2 de la disposición final séptima de la citada ley 2/2021, de 29 de marzo, habilita al Gobierno, mediante real decreto, a propuesta de la persona titular del Ministerio de Sanidad y oído el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, a modificar la obligatoriedad del uso de la mascarilla en los supuestos previstos en los apartados 1 y 2 del mencionado artículo 6 cuando se den las circunstancias sanitarias apropiadas que así lo aconsejen. La misma disposición prevé que la eliminación o modulación de los supuestos de obligatoriedad del uso se podrán acordar solo cuando se haya constatado una mejora de la situación epidemiológica, conforme al sistema de indicadores acordado en el CISNS.
La evolución de la epidemia de COVID-19 en nuestro país, favorecida por las coberturas de vacunación que se han alcanzado y por la aplicación de las medidas no farmacológicas de control de la transmisión del SARS-CoV-2 por parte de la población hasta enero de 2022, permite plantear modificaciones en las estrategias de control de la epidemia.
El máximo de incidencia de la sexta onda epidémica a nivel nacional se produjo el 21 de enero de 2022 con 3.418 casos por 100.000 habitantes en 14 días. El máximo de casos notificados en un solo día se registró unos días antes con más de 170.000 casos. Este máximo se alcanzó tras un periodo de ascenso de la incidencia de COVID-19 que se inició lentamente en la segunda quincena del mes de noviembre de 2021 y que sufrió un incremento en la velocidad a partir de la segunda semana de diciembre del mismo año.
No obstante, a partir del 21 de enero de 2022 se observa un descenso estable y rápido de la incidencia que, con los datos registrados a 4 de febrero (15 días después del máximo registrado), se había reducido en un 33%, casi un 17% semanal, y registraba una incidencia de 2.299 casos por 100.000 habitantes en 14 días y alrededor de 60.000 casos diarios, una tercera parte de lo registrado en el día de máxima notificación. Esta evolución, una vez superado el efecto en la transmisión potencialmente asociado a las festividades navideñas, mantiene una estabilidad hacia el descenso progresivo y las previsiones basadas en el resto de indicadores de seguimiento de la epidemia permiten prever su continuidad.
Por otra parte, la probabilidad de hospitalización, ingreso en UCI o fallecimiento durante esta onda epidémica es entre 10 y 22 veces inferior a la observada en ondas previas. Esta menor gravedad de los casos detectados reduce la presión comparada con otros periodos pese a las altas incidencias registradas.
La campaña de vacunación que se ha llevado a cabo en nuestro país ha reducido considerablemente la vulnerabilidad de la población. La incidencia del COVID-19 en el último trimestre de 2021 y primeras semanas de 2022 en las personas vacunadas es de aproximadamente una tercera parte de la registrada en las personas no vacunadas. Esta diferencia se hace más evidente en las probabilidades de hospitalización, ingreso en UCI o fallecimiento, sobre todo en los grupos de edad más mayores, más vulnerables, que ya han recibido una dosis de refuerzo, en los que los vacunados se hospitalizan, ingresan en UCI o fallecen entre 15 y 20 veces menos que los no vacunados. Las coberturas de vacunación hasta el 31 de enero de 2022 eran del 90,8% con la pauta completa entre los mayores de 11 años y del 55% con la primera dosis entre la población de 5 a 11 años. Además, el 91% de los mayores de 60 años y el 72% de los de 50 a 59 años de edad habían recibido una dosis de refuerzo.
Por otro lado, las variantes actualmente en circulación del SARS-CoV-2 parecen producir un cuadro clínico menos grave según los estudios disponibles, lo que contribuye a modificar la valoración de la situación epidémica del COVID-19, pese a las altas incidencias observadas entre diciembre de 2021 y enero de 2022.
Entre las medidas de control no farmacológicas, el uso de la mascarilla ha sido una medida clave de control del COVID-19. Sin embargo, la evidencia disponible sobre la transmisión del virus en los diferentes ámbitos indica que su uso tiene un impacto mayor en espacios interiores en los que se reúnen personas que no conviven habitualmente y en grandes aglomeraciones en las que no se pueden mantener distancias de seguridad y se establecen interacciones con múltiples personas.
El contexto descrito permite adaptar la obligatoriedad del uso de las mascarillas. La relajación de las medidas que se incluye en este real decreto, propuesta para la población general, se debe valorar a nivel individual de acuerdo con la pertenencia a grupos de mayor vulnerabilidad, la vacunación y la actividad y comportamiento social que pueda incrementar los riesgos de transmisión.
En consecuencia, queda sin efecto lo dispuesto en los apartados 1 y 2 del artículo 6 de la ley 2/2021, de 29 de marzo, cuyos supuestos se regirán en lo sucesivo por lo previsto en este real decreto.
Acceder al Real Decreto (BOE número 34 de 09/02/2022)
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