Save the Children analiza, a partir de una encuesta, el efecto que ha podido tener la pandemia sobre los pensamientos suicidas. Los diagnósticos y los casos de suicido son solo la punta del iceberg de los problemas de salud mental en niños, niñas y adolescentes. Demasiadas veces, la detección se produce cuando el problema ya está muy avanzado o es incluso demasiado tarde. El pensamiento suicida no es fácil de contar, ni de escuchar. Por lo tanto, es probable que muchas familias no conozcan lo que está sucediendo hasta que se produce un daño grave o, incluso, irreversible.
Por esta razón es importante contar con un sistema público que permita la detección y el acceso a la salud mental a los niños, niñas y adolescentes, y especialmente a aquellos que se encuentren en situación más vulnerable. Se analiza los principales retos del sistema, proponiendo recomendaciones y buenas prácticas para que la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes no deje de estar en el foco público una vez pase la pandemia.
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